DEIA: Enrique Thate: «Pinto, bailo zumba… Disfruto de mis tres hijos y de mi mujer»

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Lo que peor lleva el hostelero Enrique Thate de esta situación es ver la villa sin vida y no poder abrazar a amigos y clientes. «Soy muy callejero», confiesa

Prefiere no pensar en las consecuencias que generará en la sociedad el coronavirus una vez que todo acabe. Hay que despertar cuanto antes de esta pesadilla, para lo que Enrique Thate confiesa estar rodeado de la mejor compañía: sus tres hijos y su mujer, Mamen. «Estoy disfrutando mucho de su compañía. Eso es lo que me llevo de esta situación».

¿Se ha puesto a dieta?

—¿A dieta? Lo dices para que no me ponga como una bola, ¿no? Pero si ahora voy a adelgazar.

¿Ah, sí?

—No ves que no pimplo cerveza. Ja, ja. Me voy a quedar en la mitad, verás.

El humor no lo pierde.

—No nos queda otra. Esto hay que pasarlo. Es duro, pienso en los sanitarios, todo lo que están pasando, en la gente mayor… Es una situación que jamás habíamos imaginado.

¿Cómo lleva el confinamiento?

—Bueno, lo llevo porque como tenemos la tienda abierta, todos los días salgo de casa. Pero el fin de semana toca aislarse.

¿Y cómo mata el tiempo?

—Hago un montón de cosas. Pinto, bailo zumba… Disfruto mucho de la compañía de mis hijos y de mi mujer.

Ya, ya. Hay algún vídeo en Facebook en el que lo da todo.

—(Risas). Ya sabes cómo soy. Hago el tonto porque me gusta que la gente que está conmigo se lo pase bien. Es importante disfrutar, incluso de este momento.

¿Y qué pinta?

—Dibujos abstractos. El otro día pinté un dibujo con el nombre de mis hijos, Ane, Jon e Ibone. Estudian fuera, pero ahora están en casa y es una tranquilidad enorme para todos.

¿Cantan?

—De todo. Y toco el piano. Jontxu toca la flauta, que, por cierto, lo hace muy bien.

Una familia de artistas.

—Somos una familia que no se aburre junta. Tenemos las dinámicas marcadas para que las horas del día no se hagan eternas. Y la verdad es que por el momento lo llevamos bien. También hago bici.

Se va a quedar en los huesos.

—Ja, ja. A ver, tanto no, es para bajar la tripita que ya tenía.

¿Qué es lo que peor lleva de esta situación anómala?

—A mí me gusta mucho la gente y lo que peor llevo es eso, no estar con los clientes, con los amigos… Pero todo pasará.

Jamás imaginábamos que algo así podía suceder.

—Esto es apocalíptico total. Y menos mal que, aunque siempre hay excepciones, la gente está siendo muy respetuosa y se está quedando en sus casas para frenar al virus.

¿Qué sensación le da cuando sale y ve la ciudad vacía?

—Uf, es una sensación muy rara. Es lo que hay que hacer, pero es tan triste. Los bares, las tiendas… todo está cerrado. Sin vida.

Es duro.

—Mucho. Y a mí que soy una persona muy de estar en la calle, con gente, me invade por el cuerpo una sensación de tristeza.

¡Venga Thate, arriba el ánimo!

—¡¡¡Vengaaa!!!! Sí, esto va a pasar. Por cierto…

Dígame.

—Qué mal lo tienen que estar pasando los que o las que tienen amante.

Hombre, fácil no tiene que ser.

—Todo el día en casa a ver cómo disimulan para que no les pillen.

Riámonos.

—Sí, que así lo llevaremos mejor.

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