Deia 23/07/2012: "En mis diseños incluyo a veces mis raíces y el kaiku es un elemento de mi infancia"
Patricia Urquiola, una de las diseñadoras más apreciadas por las grandes firmas internacionales, comparte protagonismo mediático con el mismísimo Phillippe Starck. La artista ovetense, de ascendencia vasca, colabora en un proyecto solidario, en el que colabora Slow Food Bilbao-Bizkaia, a iniciativa de Bilbao.
De un padre ingeniero vasco, y una madre filósofa ovetense, nació Patricia Urquiola, considerada por muchos como la reina del diseño mundial. Afirman que con sus diseños ha conseguido romper el minimalismo de los años noventa e imprimir en sus creaciones un halo “suave, femenino y a veces ornamental sin caer ni una vez en lo kitsch”.A pesar de que no para – lleva junto con sumaridounestudio en Milán de 30 personas en el que aborda varios proyectos a la vez, y tiene dos hijas – ha encontrado tiempo para dedicarlo a un proyecto solidario, H20, que le ha propuesto el Ayuntamiento de Bilbao.Los cocineros pertenecientes a la Asociación Slow Food Bilbao-Bizkaia van a ofrecer en sus restaurantes la posibilidad de beber agua del grifo, en vez de embotellada, en unas jarras diseñadas por ella con el objetivo de recaudar fondos para la construcción de pozos de agua potable en Etiopía.
Lejos de comportarse como una estrella del diseño mundial,Patricia Urquiola desprende naturalidad y simpatía y una vitalidad desbordante que ha hecho que la prensa italiana la bautice como Huracán Urquiola.
¿Es su primer trabajo en Euskadi?
En realidad, no. Emilio Sagi me propuso hacer la escenografía de L’ incoronazione di Poppe, de Monteverdi, una colaboración del Arriaga con el teatro de Oviedo. Fue también mi primera incursión operística.
De todos modos, he visitado mucho Euskadi. Al fin y al cabo, aquí están parte de mis raíces.Me gusta, por ejemplo, cuando voy a los hoteles y escriben mi apellido con K.
¿Y cómo surgió este proyecto?
Recibí un email de la responsable de la Alhóndiga, Lourdes Fernández, proponiéndomelo. Me lo puso muy fácil, ella tenía el concepto clarísimo y nos entendimos las dos enseguida.
Era un proyecto inteligente y en menos de dos semanas ya tenía el concepto. Estoy muy contenta de poder participar en este proyecto solidario. Por una parte, dignificamosel agua de Bilbao y por otra, ayudamos a la construcción de pozos de agua potable en Etiopía.
Ha elegido un elemento tradicional vasco, el kaiku, para diseñar su jarra…
Pensé: Bilbao, una jarra… E inmediatamente, me acordé de mis visitas al MuseoVasco y de esos cuencos tradicionales que había visto ahí, un objeto arcaico y maravilloso de la cultura vasca.Me intrigan siempre mucho los objetos que pertenecen a nuestra cultura. Mis datos cultura les están ahí, forman parte de mi vida… No recurro a ellos en todos mis proyectos, pero en este, concretamente, sí. Es un objeto emotivo, un elemento de memoria situado en el contexto demiinfancia. Suelo incorporar en mis proyectos mi vida doméstica, privada y pasada.
Lo mismo diseña un hotel de ensueño en el Caribe o en Barcelona, que una lámpara o una bañera… ¿Cómo se enfrenta a sus numerosos proyectos?
Dejo que el proyecto me dé sus implicaciones y lo sigo. No tengo un estilo porque sería una limitación tremenda. Pero es normal para una diseñador enfrentarse con diversas tipologías de productos.
¿Y qué prima? ¿La funcionalidad o la estética?
El sentido común.Nopodría diseñar un sofá o una lámpara muy bella pero que no tenga aplicaciones prácticas. El diseño forma parte de nuestra vida y tiene que estar integrado en ella.
Estudió arquitectura en Madrid y después se trasladó a Milán, donde vive desde hace 25 años.
Llegué allí, encajé y echémis raíces. Ahí han nacido mis dos hijas, y ahí tengomi estudio junto conmi marido. Ahí fue además donde me empecé a interesar por el diseño industrial, encontré grandes maestros y mentores como Achille Castiglione y Vicco Magistretti…
¿Se siente más diseñadora que arquitecta?
En realidad, nunca he abandonado la arquitectura, sigo siendo arquitecta, y esomeda una visión técnica marca mi trabajo,me hace más rigurosa. Además, hay muchos arquitectos que se quejan de que tienen que utilizar objetos que hay en el mercado y yo tengo la fortuna de poder proyectarlos. Por ejemplo, en el hotel Mandarín Oriental de Barcelona acabo de realizar un trabajo de arquitectura interior para transformar y remodelar un edificio de la posguerra en un equipamiento hotelero de proyección internacional. Para ello, he diseñado más de 1.000 objetos, desde grifos, cerámicas, puffs…
¿Qué le ha aportado vivir en Milán, en la cuna del diseño?
Cuando llegué, Milán tenía una gran energía, pero ha pasado por diferentes temporadas. Pero yo ya tenía raíces y cuando tienes una familia ya no es tan fácilmoverte. Milánme ha regalado equilibro y me ha dado credibilidad, por lo tanto le tengo un gran respeto, pero estamos trabajando con gente de otros sitios. Hay muchos cambios y derivas culturales y hay que estarmuyatenta,muy humilde y con un espíritu colaborativo importante.
¿Y cuándo decidió firmar sus propios diseños?
Cuando trabajaba en De Padova, (la prestigiosa marca italiana de muebles), conocí a uno de los grandes maestros de esta disciplina, Vico Magistretti. Con él firmévarios productos, y empecé a sentirunpoco esa emoción que sienten los creadores. Pero no me lo acababa de creer mucho. Luego trabajé con Piero Lissoni, aprendí muchísimo de él y poco a poco me di cuenta de qutenía algo que podía funcionar. Hice un producto que me produjo Patricia Moroso y ella fue la que me dio credibilidad. Me di cuenta que tenía un lenguaje. Piero además me acabó de animar y abrí mi propio estudio. Fue todo progresivo.Me llevó mucho tiempo.
¿Le faltaba confianza?
Tenía mis preocupaciones de que fuerauncargo excesivo. Cuando abrí el estudio, me quedé otra vez embarazada, es decir, la familia fue creciendo, y me di cuenta de que podía con todo, que no era para tanto. Vive y trabaja con su marido. ¿Eso le hace la vida más fácil? Sinceramente, creo que sí.He mezclado todo. Vivo y trabajo con mi marido, Alberto Zontone, es economista y el manager de la compañía. En mi estudio somos 30 personas, la mayoría arquitectos y seis diseñadoras. Me gusta trabajar en varios proyectos a la vez. Intento transmitir que podemos trabajar en variedad de registros. Me gusta pensar en distintas escalas al mismo tiempo.
Tiene dos hijas. ¿Cómo compagina su vida privada viajando por todo el mundo?
Difícilmente, aunque no imposible. Tengo dos hijas, una de 16 y otra de 5 años, es decir, una adolescente y una niña, con sus problemáticas diferentes…
¿Ha tenido que renunciar a muchas cosas?
El tema es muy complejo. Intento comunicar la parte positiva para no desanimar, pero es evidente que conllevamuchos compromisos y ciertas renuncias. Llevas parte del peso de la familia, que es una cosa maravillosa, y el trabajo, que si además es algo que te apasiona… ya te puedes imaginar. Pero es un reto importante para las mujeres, hay que seguir en esa línea.
La reclaman las mejores firmas mundiales, como B&B Italia, Moroso, Kettal, Padova, Foscarini… ¿Qué buscan en Patricia Urquiola? ¿Lujo? ¿Calidad?
Apostar por diseño no es apostar por lujo, sino por la calidad. Es estúpido pensar que el diseño está solo detrás de los muebles o de las lámparas, entra en todo lo que sea buscar calidad y cultura a la hora de producir un objeto. Muchos lo siguen considerando una etiqueta, pero el diseño es una disciplina de masas. Nos ayuda a crear herramientas que nos puedan facilitar nuestras vidas.
¿Cómo está afectando la crisis?
El diseño tiene el deber de hacernos la vida más agradable. Hay que buscar más calidad, porque si no, desapareceremos del mapa. Hacer esto con éxito es también una de las recetas para salir de la crisis.