Concursos gastronómicos, la salsa de la fiesta
EL ARENAL SE INUNDA DE OLOR Y DE SABOR CON MÁS DE 250 TORTILLAS DE PATATA EN EL CERTAMEN GASTRONÓMICO
ES EL PRIMERO DE LOS CONCURSOS CULINARIOS QUE «ALIMENTARÁN» EL ESPACIO FESTIVO CON MARMITAKO, BACALAO O RABO
QUÉ bien entra un pintxo después de una noche de juerga. Y «qué sería de Aste Nagusia sin el certamen gastronómico», como apuntaba ayer Kepa Freire, organizador un año más del concurso con más sabor de las fiestas. La tradicional competición culinaria arrancó ayer, inundando El Arenal con mesas, sartenes y con el inconfundible aroma de la tortilla de patata.
Mañana olerá a bacalao a la vizcaina. Tras el parón de hoy con motivo del cierre de las txosnas, se reanudará el certamen con uno de los platos más típicos de Bilbao. El viernes será el turno del bacalao al pilpil, y el sábado llega el plato fuerte de Aste Nagusia. «Es la primera vez que se celebra aquí el campeonato de Euskadi de Marmitako, que reunirá a 300 de los mejores cocineros de txoko», explicó Freire. La última etapa de la competición será el concurso de rabo de toro, que nombrará al mejor cocinero de Aste Nagusia 2010.
Quedan otras cuatro mañanas llenas de sabor. Cuatro platos típicos de Bilbao, más costosos y elaborados que la socorrida tortilla de patata, pero no por ello más sabrosos. La mañana de ayer reunió a más de 250 cocinillas, acompañados de sus respectivos pinches, dispuestos a demostrar cómo se hace una buena tortilla. «Los huevos y las patatas son lo más barato que hay. Por eso es el día que más gente viene», explicaba Mari Carmen, de la comparsa Adizkideak, mientras removía uno de los 9 ejemplares que presentó al jurado. «He hecho tres con cebolla roja, tres con cebolla blanca y otras tres con pimiento», aseguraba la veterana cocinera, que se ha presentado a las últimas diez ediciones y ha obtenido «varios trofeos y alguna txapela».
Los más madrugadores llegaron a El Arenal a las ocho de la mañana, dispuestos a pelar patatas y a batir huevos. Son los ingredientes básicos de la tortilla, aunque sobre las mesas de El Arenal se veían alimentos de todo tipo. «¿Pero no era un concurso de paellas?», bromeaba David mientras sus amigos pelaban langostinos. «Hacemos una paella para comer nosotros y, en los ratillos libres, hacemos la tortilla. ¿Cómo vamos a ganar entre 200 participantes si se nos desarma al darle la vuelta?», se preguntaba David. El espíritu festivo estuvo presente en todas las mesas y el kalimotxo en más de una. «Aquí estamos para pasarlo bien. Digo yo que entre tanta tortilla ya picaremos algo si a nosotros se nos quema la nuestra», decía Brus. «Para acompañarlas hace falta un poco de líquido. Nosotros en ese sentido estamos preparados», aseguraba Esther, de Txurdinaga, refiriéndose a sus litronas.
La cocina requiere grandes dosis de paciencia y unos buenos ayudantes. Entre los pinches más profesionales estaban los pequeños Pablo, Mikel, Iker y Gorka, unos expertos batiendo huevos y pelando patatas que facilitaron el trabajo a sus aitas. «Son unos artistas. Lo han hecho casi todo ellos. Serán grandes cocineros», aseguraba su ama Reyes.
A las 13.00 horas, los miembros del jurado comenzaron a catar las 250 tortillas. Había grandes, pequeñas, con cebolla, sin cebolla, con pimientos y, alguna, hasta con aceitunas. «No probamos todas. La mayoría se desarman en cuanto las pinchas», explicó Freire, que lleva más de 20 años en el jurado del certamen. «El día de la tortilla es el más popular de toda la semana. En Bilbao nos gusta cocinar y disfrutar entre fogones, y hacer una tortilla es una excusa perfecta para ello», comentó el organizador. Pasada la una del mediodía llegó a El Arenal la txupinera, Aratz Irazabal. «Vengo a mesa puesta, justo a la hora de comer», comentó Irazabal, a quien le gusta la tortilla «jugosita, sin que esté cuajada del todo».
Todas tenían una pinta estupenda, pero el jurado tuvo que quedarse con una. Entre las más de 250 tortillas presentadas a concurso, la ganadora fue Politena, un tortillón de 18 huevos y cinco kilos de patatas en la que colaboraron cuatro gourmets. Los mungiarras Goio, Aitor, Félix y Jon Kepa estaban en todas las quinielas y ganaron el concurso por tercer año consecutivo. «No hay más secreto que mimarla y sacarla con mucho cuidado. Hemos tardado media hora sólo en colocarla en el plato», explicó Goio, partidario de usar sólo tres ingredientes: «El mejor aceite, los mejores huevos y las patatas de mayor calidad. Ni cebolla, ni pimiento, ni nada que desvirtúe su sabor», aseguró el cocinero, que no va a presentarse al resto de competiciones «porque el bacalao y el rabo se nos escapan del presupuesto».
La txapela a la mejor comparsa se la llevó Pinpilinpauxa. Urko, Raúl y Marcos, tres expertos haciendo tortillas, confesaron su secreto: «El truco está en dorar la cebolla aparte y echarla al huevo cuando ya está bastante hecha», explicó Urko, que pasará el testigo a otros compañeros de Pinpilinpauxa el resto de las competiciones. «A partir de ahora queremos disfrutar de la noche. Esto de cocinar es muy sacrificado y hemos tenido que madrugar mucho», explicaron los jóvenes.
«SLOW FOOD» El certamen de este año cuenta con la presencia de varios representantes del movimiento slow-food internacional. La manera de cocinar en el gastronómico encaja a la perfección con este estilo, que defiende el uso de los productos autóctonos.
Carlos Petrini, fundador del slow food, quedó entusiasmado al ver a los más pequeños entregados a su tortilla. «Me encanta ver cocinar a los niños. Hoy en día, los jóvenes prefieren la comida rápida y me parece fantástico que se interesen por los platos típicos de su ciudad», dijo el italiano al ver la carpa reservada a los pequeños chefs.
Aconsejados por varios supervisores, los más txikis aprendieron a batir huevos, a pelar patatas, a freirlas y a darle la vuelta a la tortilla. Ellos son el futuro del certamen gastronómico. Una fiesta de nuestra comida más tradicional que no ha hecho más que empezar. La verdadera salsa de Aste Nagusia.
Fuente Deia