El alma del "slow food" a pie de calle

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CARLO PETRINI, PROPULSOR DE LA FILOSOFÍA «SLOW FOOD», VISITA BILBAO Y PARTICIPA COMO JURADO DEL GASTRONÓMICO

LA CULTURA DEL BUEN COMER VA MÁS ALLÁ DEL RESTAURANTE, PASA POR LAS CALLES Y LOS HOGARES BILBAINOS

PARTICIPACIÓN DE 55 COCINEROS AMATEURS PARTICIPARON EN EL CONCURSO

EL espíritu de la slow food -filosofía por el mantenimiento de las tradiciones gastronómicas, con sus productos y métodos de cultivo- combina a la

perfección con la esencia de Aste Nagusia. Y cómo no, de su concurso gastronómico organizado por Bilboko Konpartsak y los supermercados Ercoreca. Ayer, fue el turno del bacalao a la vizcaina en el segundo encuentro culinario de El Arenal bilbaino, con un trío de ases de la buena alimentación como parte del jurado: Carlo Petrini, presidente de la asociación slow food en Italia; Juan Carlos Ercoreca, propietario de los supermercados, y el cocinero Aitor Elizegi.

La cultura gastronómica está en la calle y más en Aste Nagusia.

Sólo hay que acercarse a El Arenal para ver el ambiente del concurso, los bilbainos viven la gastronomía al mismo nivel que las fiestas. «Es una forma de ver la vida y la cocina. Un país tiene altura gastronómica cuando desayuna bien, come bien y cena bien y éste, además, lo hace bien en la calle», afirmó Elizegi. «Este tipo de concursos son muy importantes porque los participantes no son cocineros profesionales, además, muchos son jóvenes. No existe en el mundo un concurso como éste con tanta participación juvenil. También es importante que los cocineros profesionales estén dispuestos a formar parte del jurado del concurso gastronómico y valoren el esfuerzo de los participantes», aseguró Petrini.

Esta filosofía de los fogones no sólo se está asentando en los hogares bilbainos, sino que ya formaba parte de ella, desde siempre. La gastronomía vasca está en los restaurantes, en los hogares y en la calle con las cuadrillas. «Está en nuestros genes. En ninguna otra parte del mundo chavales de 20 ó 30 años se ponen a cocinar en cuadrilla. Aquí se juntan y piensan qué van a comer y quién lo va a cocinar», añadió el chef. Prueba de ello, son las cazuelas ganadoras de ayer: Gogorregi, Hiru Lagunak y Suelta la olla. Todos de Bilbao. «Estos jóvenes son chefs valientes, porque enfrentarse a una vizcaina es enfrentarse a un victorino y a los 20 años un victorino no es fácil», explicó Elizegi. Así y todo, estos jóvenes cocinillas lo intentan en uno de los concursos más difíciles de la semana gastronómica junto a la tinta del chipirón, «es la salsa más complicada de elaborar y la que más experiencia requiere», añadió Elizegi.

Todo el proceso gastronómico produce satisfacción para los participantes, desde la selección de la materia prima y los ingredientes en el mercado hasta la elaboración y, por supuesto, el colofón, la hora de sentarse a la mesa a comer. Esa es la esencia de la cultura slow food. La concienciación de los jóvenes, para que participen del buen comer, del buen beber y de las tradiciones gastronómicas. «No comemos todos los días en un restaurante, comemos en casa, por eso es tan importante que los jóvenes conozcan la buena cocina y la trasladen a sus hogares», explicó Petrini.

Ercoreca coincidió con el italiano al destacar la importante participación de la juventud en la segunda jornada del concurso gastronómico. «Me parece maravilloso. Algunas cazuelas eran noveles, gente que empezaba, pero es muy importante que sigan, porque su participación en estos eventos garantiza la supervivencia de la cultura de nuestro país. Aquí hay restaurantes de alto nivel, pero cada día comemos en casa y hay que aprender las bases de estos platos tradicionales», aseguró Ercoreca.

Fuente: deia

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